No es nada nuevo que en esta ciudad la discusión se centre en la anécdota y no en el proyecto, así que ahora toca la bizantina cuestión del monumento al Marqués.
La Alameda surge en 1782 como un espacio cerrado, al norte y sur por edificios, al oeste por el río y al este por la Acera de La Marina, configurando en el siglo XIX los típicos salones urbanos tan propios de una época de desarrollismo industrial y social. Como espacio urbano cerrado por sus cuatro flancos, bien se podía haber articulado con un gran monumento central, pero al igual que sucedería después con el Parque, se opta por monumentalizar los cierres, encontrándonos a la fuente de Génova en el lado oeste y la de las Tres Gracias en el este hasta la inauguración del monumento de Benlliure.
El proyecto que se plantea de semipeatonalizar la Alameda por sus laterales, también pone una lógica solución viaria: desplazar el monumento a la zona peatonalizada, lo cual supone que el Marqués será el cierre de calle Larios y no el de la Alameda, tal y como lo imagino en el dibujo adjunto, aunque lo más probable es que no quede tan desplazado al norte finalmente.
Por otra parte quedaría el no menos interesante debate sobre la posición del monumento, es decir, si ahora tiene dirección frontal a la Alameda, ¿debería mirar a Larios?. Esto dejaría la figura del labrador hacia la Equitativa y para mi gusto sería la disposición idónea.