El pleno del ayuntamiento apoya el rascacielos del puerto.
PP, PSOE y Ciudadanos han votado a favor.
Menos mal que son los otros partidos los que quieres destruir las tradiciones
Paquito Piquetas y Cassá quieren llevarse la.pasta y de camino que su nombre quede ahí.. sobretodo el primero.
Ciudad cateta y su población, ignorante y permisiva, tenemos lo que nos merecemos.
La ciudadanía marbellí paró el rascacielos, aquí preferimos barecitos y sol y playa.
P.D. PSOE.. El partido del cambio.
Perdone que te corrija compañero, pero no fue la
"ciudadanía marbellí" (muy proclive a Gil y a todos los "paracaidistas" incluida la entonces alcaldesa, que es la misma actual, y que amagó perpetrar tal despropósito; desgraciadamente la seguimos teniendo ahora:
¡Gracias
OSP!
, ¡sois nuestros "catalanes"!), sino la
"ciudadanía marbellera". La diferencia es sustancial, y el nativo de Marbella sabe en que reside.
Por otro lado no fue un rascacielos, sino una madeja de rascacielos (al mas puro estilo Benidorm) el proyecto que la ínclita alcaldesa y senadora del PP pretendía perpetrar. Igual de alocado que aquel otro de cerrar
Ricardo Soriano (la vía principal de Marbella) al tráfico rodado, para favorecer otro proyecto, el del propietario de
La Cañada que pretendía construir una réplica de su centro comercial
en pleno corazón de Marbella, en el solar del edificio de la Radio, de la que durante tantos años fue mi padre el director. Afortunadamente, también los marbelleros rechazaron frontalmente el dislate: para haceros una idea,sería como si se cortase
al tráfico rodado la zona desde la fuente del paseo del parque, la Alameda, y la avenida de Andalucía hasta El Corte Inglés:
o sea provocar el colapso más absoluto y caótico al tráfico en Málaga, para conseguir una peatonalización que incitara y propiciara comprar en ese centro comercial.
Te voy a contar algo que te sorprenderá: el principal mentor de que en Marbella, siendo un destino turístico de primer orden,
no haya casi rascacielos de altura, fueron Franco y su mujer.
Cuando en los años 70 acudieron a la inauguración de la Clínica Incosol, negocio de su yerno el marqués de Villaverde,
vieron el paisaje de pinos que se extendía (entonces bastante más que ahora) por la costa de Marbella, y dijeron que no se podía permitir que unas vistas tan bonitas se estropearan con rascacielos.
Eso frenó la proliferación incipiente de torres que ya empezaban a construirse (solo llegaron a levantarse en todo el término municipal, como máximo cuatro).
Algo bueno sí que hizo el "tito Paco"