Antes que nada, un abrazo a los hermanos de las cofradías que se quedaron sin salir, así como las que sí salieron, pero se vieron afectadas por la lluvia.
En cuanto a lo poco que se pudo vivir, era algo que se venía anunciando desde una semana antes, aunque hubo un momento en que parecía que se podrían salvar las procesiones, con el gesto destacable que tuvieron las hermandades de llegar a un acuerdo para modificar en bloque la jornada, buscando el bien común. Creo que esto es algo que merece ser resaltado, pues cada vez es menos habitual esa (nunca mejor dicho) hermandad.
Lamentablemente, todo se quedó en nada, y la lluvia nos fastidió la jornada de Martes Santo.
Como hombre de trono de la Virgen de la Estrella, vino a mi cabeza el recuerdo de aquel año 2003, en que desafiamos a la amenaza de lluvia y el resultado fue espectacular e histórico. No hubo la misma suerte esta vez.
Destacable la capacidad de la hermandad de ir a un ritmo muy fluido para recuperar parte del tiempo perdido, incluyendo los recortes en el recorrido previsto a la ida al RO. El paso por Tribuna y calle Larios fue precioso, ya con menos prisas. Desgraciadamente, cuando nos encontrábamos por calle Martínez, empezó a llover, cada vez con más fuerza, y hubo que tomar la decisión de volverse.
A pesar de los momentos de cierta tensión y nervios (algo lógico, dadas las circunstancias), la cofradía mantuvo la compostura, y pudo regresar con toda dignidad. El chaparrón duró unos 15-20 minutos, tras los cuales, la cosa se calmó, y al menos, pudimos realizar un encierro "a la antigua", donde por otra parte, deberíamos encerrarnos siempre. Es decir, en Santo Domingo.
Dejando la comodidad aparte, creo que muy pocos argumentos se pueden buscar para negar que no hay punto de comparación entre el encierro en la Plaza de Fray Alonso de Santo Tomás, con ambos tronos cara a cara, en la puerta de nuestro templo, con aquello a reventar de gente, y en un entorno que, a pesar de la pérgola y de la horrible ampliación del hotel, le da mil vueltas a la casa-hermandad, y hacerlo en éste último sitio. Lástima que haya tenido que haber lluvia para confirmar lo que creo que era más que evidente. Ojalá esto al menos sirva para valorar lo que tenemos a nuestra disposición, que es mucho.
Vienen tiempos de elecciones el próximo verano, espero que, gane quien gane, se abran los ojos, y no volvamos a cometer los mismo errores...